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diciembre 07, 2012

El enamorado y el Olvido.

El enamorado no desea el olvido, lo que quiere es que el objeto de su amor modifique sus preferencias. Pero no el olvido. El enamorado quiere perseverar en su amor, no quiere sacárselo al amor. El que esta enamorado de veras, con esa espantosa pertinacia, que bloquea la mente y el alma, con esa cerrazón ciega del enamorado contrariado... ese tipo no se quiere olvidar..., se quiere acordar. Y si alguien le trae en una mano el olvido y en otra el sufrimiento, el tipo elige el sufrimiento, porque le parece que ahí se esta retemplando, le parece, y le parece mal, que el objeto de su amor, que la persona amada, va a registrar ese acto de nobleza, va a registrar que el eligió no olvidarla y eligió sufrir, lo va a registrar en esta u otra vida. O que algunas entidades divinas van a registrar ese acto de nobleza y lo van a recompensar. Va a venir un ángel, pongamos por caso, y va a decir: 
-"Has sido noble"..."Has elegido el sufrimiento sobre el olvido, te daré el siguiente don, la persona que tu amas te amara..."
Bueno... todo eso cree erróneamente el enamorado, porque no sucederá eso, ese gesto de nobleza, de supuesta nobleza, de elegir el sufrimiento en lugar del olvido, nadie lo va a registrar como positivo, nadie, menos que nadie la persona que el ama. Que registrara eso como un gesto de locura. 
¿Que hace una persona decente cuando uno no la quiere?, te olvida!, y este no, en vez de olvidarme, cosa que me permitiría librarme de su presencia molesta en todas partes... no, elige sufrir. ¿Y que me produce a mi que soy el objeto de su amor este sufrimiento?..., culpa. 
Yo quisiera que el no sufriera, pero no porque me importa el, sino porque no quiero que me moleste.[...]

El que se enamora y no lo quieren, tiene una sola salida, una sola, que es el camino que conduce a otra persona, esa es la única salida, hay que huir en dirección a otra persona, cuando uno tiene la desgracia de enamorarse de alguien que no lo quiere, corra, corra, pero corra, corra pero muy ligero, hacia otra mujer, y arrojese en sus brazos y busque a la que perdió, allí. Si... no busque nunca abrazos que no lo quieran.



Texto extraido del programa radial de Alejandro Dolina.
"La venganza sera terrible".

enero 31, 2011

Una pelea.

Me empujaron a la salida. Hubo un tumulto blanco y después de una rápida
investigación, quedé frente a frente con Carlos.
-¿Qué empujás?
Se formó una rueda. Alguien gritó:
-Fajálo...
Niñas aterrorizadas se sumaron al grupo.
Carlos se puso muy colorado. Manos crueles lo empujaron hacia mí.
Tito, falso caudillo y sujeto temido, me dijo:
-Dale... ¿O le tenés miedo?
Entonces le acomodé una piña y ahora ya sé que soy cobarde.

Alejandro Dolina.

octubre 03, 2008

Balada del Amor Imposible (Fragmento)

"Hay para cada hombre una mujer, una sola,
que reúne todas las virtudes que ese hombre
sueña. Su belleza está hecha para deslumbrar
a ese hombre. Su voz ha sido creada para
seducirlo. Su inteligencia, para sucitarle y
sugerirle ideas amables. Su ternura, para
hacerle dulce el diario sufrimiento.

Esa mujer existe y anda por esas calles.
Pero el destino ha decidido que nunca jamás
se crucen los caminos de ningún hombre con
la mujer que para él fue concebida."

Alejandro Dolina.

diciembre 29, 2007

Novia.

Hace mucho tiempo, yo tenía una novia buena y hermosa. Me
amaba con una devoción tal, que no pude resistir la tentación de
ser malvado. Me solazaba en la traición, en el capricho, en la im-
puntualidad, en la mentira gratuita.
Ella lloraba en secreto, cuando yo no la veía, pues sabía que su
llanto me irritaba. Pero un día, un incidente que ni siquiera re-
cuerdo me despertó el temor de perderla.
El amor crece con el miedo. Mi conducta cambió. Me fui ha-
ciendo bueno. Quise pagar el daño que había hecho y empecé a
vivir para ella.
Le hacía el amor en todos los zaguanes. Le cantaba valses de
Héctor Pedro Blomberg. La llevaba a pasear por los lugares más
hermosos del mundo. Le imponía aventuras inesperadas. Me hi-
ce sabio y generoso sólo para merecer su amor.
Pero un día me dejó.
—No te quiero más —me dijo, y se fue.
Supliqué un poco, sólo un poco, porque era bueno. Después
me puse a esperar la muerte sentado en un umbral.
Al cabo de un tiempo, aparecieron los celos. Pensé que segura-
mente me había dejado por otro. Decidí averiguarlo.
Indagué a los amigos comunes, pero todos afectaban un aire de
trabajosa indiferencia.
Resolví seguirla. Pasaba las noches acechando su puerta. Du-
rante el día, me apostaba en la esquina de su trabajo. El resultado
de mis pesquisas fue nulo. Mi novia se desplazaba por circuitos
inocentes. Perdí mi empleo, mi salud y hasta mis amistades. Mi
vida era una perpetua vigilancia.
Pasaron largos meses sin que nada ocurriera. Hasta que una
noche la vi salir de su casa con aire decidido.
Tuve el presentimiento de que iba a encontrarse con un hom-
bre, tal vez porque estaba demasiado linda.
La seguí entre las sombras y vi que se detenía en una esquina
que yo conocía bien. Me escondí en un portal. Ella se detuvo y
esperó, esperó mucho.
Cerca de una hora después, apareció un hombre alto, oscuro,
soberbio. Algo familiar había en su paso. Ella intentó una caricia,
pero él la rechazó.
Inmediatamente comprendí que el hombre se complacía en
verla sufrir y amar al mismo tiempo. Se trataba de un sujeto dia-
bólico. Cada tanto, me llegaban ráfagas de una risa vulgar. No po-
día concebirse un individuo más vil y detestable.
Caminaron. Tomaron un rumbo que no me sorprendió.
Al llegar a la luz de una avenida, pude ver que aquel hombre
era yo. Yo mismo, pero antes. Con el desdén cósmico que tanto
me había costado borrar del alma, con la maldad de mis peores
épocas. Con la impunidad de los necios.
No pude soportarlo. Pensé en cruzar la calle y pegarme una
trompada, pero me tuve miedo. Quise gritar, ordenarme a mí
mismo dejar tranquila a aquella muchacha. Pero el imperativo no
tiene primera persona y no supe qué decirme.
Se detuvieron un instante y pasé delante de ellos. Ella no me
vio. Yo sí me vi. Me miré con un gesto de advertencia.
Después los perdí de vista y me quedé llorando.

Alejandro Dolina.
El libro del Fantasma.

octubre 01, 2007

La conspiración de las mujeres hermosas - Fragmento -

Su titulo fue "De las mujeres mejor no hay que hablar" vale la pena
transcribir algunos parrrafos conservados en la dudosa memoria de
supuestos asistentes.

"...Nadie puede negar el poder diabolico de la belleza. Se trata en realidad de una fuerza mucho mas irresistible que la del dinero o la prepotencia. Cualquiera puede despreciar a quien lo sojuzga mediante el soborno o el temor. Por el contrario uno no tiene mas remedio que amar a quien le impone humillaciones en virtud de su encanto. Y esta es una tragica paradoja."

"...Las mujeres hermosas de este barrio conocen perfectamente la calidad de sus armas y las utilizan con el unico fin de provocar el sufrimiento de los hombres sensibles. Ostentan su belleza y sin embargo no permiten que uno la disfrute. Cuentan dinero delante de los pobres. Esta perversa conducta no puede ser inconsciente. Obedece, sin duda a un plan minuciosamente pensado."

"...Cada vez que me acerco a una señorita para presentarle mi respeto. No recibo otra cosa que gestos de desagrado, gambetas ampulosas y aun amenazas de escandalo. Ya no se puede ceder el paso a una dama sin que se sospeche que esta por permitido perpetrarse una violacion."



Alejandro Dolina.
Cronicas del Angel Gris.

septiembre 24, 2007

Instrucciones para llorar.

Instrucciones para llorar. Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente. Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca. Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.

Julio Cortazar.

julio 04, 2007

Musa. - Fragmento -

"El hombre es una perpetua víspera. Es lo que es, pero también lo que todavía no es. Vive inclinado hacia el futuro. Vive deseando y es él mismo su deseo.

El hombre se va a morir, pero tiene apetito de eternidad. El hombre es mortal y es esa tragedia la que lo hace libre, la que lo convierte en constante posibilidad. Posibilidad de caída o de salvación. El hombre se va a morir y por eso ama, y por eso escribe poemas."

Alejandro Dolina.
Charla en la feria del libro 2000.