abril 02, 2008

Juan López y John Ward.

Les tocó en suerte una época extraña.

El planeta había sido parcelado en
distintos países, cada uno provisto de lealtades,
de queridas memorias, de un pasado
sin duda heroico, de derechos, de agravios,
de una mitología peculiar, de próceres de
bronce, de aniversarios, de demagogos y de
símbolos. Esa división, cara a los cartógrafos,
auspiciaba las guerras.

López había nacido en la ciudad junto al
río inmóvil; Ward, en las afueras de la ciudad
por la que caminó Father Brown.
Había estudiado castellano para leer
el Quijote.

El otro profesaba el amor de Conrad, que
le había sido revelado en un aula
de la calle Viamonte.


Hubieran sido amigos, pero se vieron
una sola vez cara a cara, en unas
islas demasiado famosas, y cada
uno de los dos fue Caín,

y cada uno, Abel.

Los enterraron juntos. La nieve
y la corrupción los conocen.

El hecho que refiero pasó en
un tiempo que no podemos entender.

Jorge Luis Borges.
Los Conjurados.


El tiempo y la gente hoy, en una epoca que es moda querer olvidar, invitan a borrar de nuestra historia la inexplicable sangre derramada hace 26 años en las aguas del atlantico. Lo hacen con las herramientas propias de la ignorancia de sentir que una guerra perdida, es una verguenza... tal vez lo sea... no lo sé. Lo que si sé, es que quienes perdieron la vida, y quienes aun hoy siguen peleando contra los fantasmas que trajeron arraigados en el alma, se merecen todo el honor y el respeto que se supieron ganar, cuando con 18 años enfrentaron con coraje al enemigo.
Desde aqui, un pequeño homenaje...



Del Coronel (FAF) Pierre Clostermann, héroe francés de la Segunda Guerra Mundial, a los pilotos argentinos:

"A vosotros, jóvenes argentinos compañeros pilotos de combate quisiera expresaros toda mi admiración. A la electrónica más perfeccionada, a los misiles antiaéreos, a los objetivos más peligrosos que existen, es decir los buques, hicistes frente con éxito. A pesar de las condiciones atmosféricas más terribles que puedan encontrarse en el planeta, con una reserva de apenas pocos minutos de combustible en los tanques de nafta, al límite extremo de vuestros aparatos, habéis partido en medio de la tempestad en vuestros "Mirage", vuestros "Etendard", vuestros "A-4", vuestros "Pucará" con escarapelas azules y blancas. A pesar de los dispositivos de defensa antiaérea y del los SAM de buques de guerra poderosos, alertados con mucha anticipación por los "AWACS" y los satélites norteamericanos, habéis arremetido sin vacilar.

Nunca en la historia de las guerras desde 1914, tuvieron aviadores que afrontar una conjunción tan terrorífica de obstáculos mortales, ni aun los de la RAF sobre Londres en 1940 o los de la Luftwaffe en 1945.

Vuestro valor ha deslumbrado no sólo al pueblo argentino sino que somos muchos los que en el mundo estamos orgullosos que seáis nuestros hermanos pilotos.

A los padres y a las madres, a los hermanos y a las hermanas, a las esposas y a los hijos de los pilotos argentinos que fueron a la muerte con el coraje más fantástico y más asombroso, les digo que ellos honran a la Argentina y al mundo latino.

Ay!: la verdad vale únicamente por la sangre derramada y el mundo cree solamente en las causas cuyos testigos se hacen matar por ella."

No hay comentarios: